martes, marzo 25, 2008

Diario de Viaje 3: Fantasmas de Viena











Sentía el corazón destrozado un invierno de hace unos años cuando deambulaba por una calle solitaria de Viena, mientras la nieve ensuciaba aún más la chaqueta que había comprado a una vietnamita en un mercado público de una ciudad eslava semanas atrás. Llevaba dos días sin hablar con nadie.

Me sentía cansado y con hambre. Eran las tres de la tarde pero ya estaba muy oscuro, casi de noche y entré a un supermercado llamado Billa tratando de encontrar algo de comer que me costara no más dos euros.

Encuentro unos bocadillos a dos euros, compro uno y me quedo a comerlo justo en la entrada para evitar el frío. Entonces me doy cuenta que ahí se encuentra también una muchacha austriaca, de unos 25 años, con un gorrito de colores y un bocadillo como el mío atrapado entre sus manos enguantadas. Me mira y luego mira mi bocadillo. Sonríe y pregunta algo en alemán. Sus mejillas estaban salpicadas de rojo por el frío y sus ojos azules buscaban mi respuesta como lo haría una niña.

Le pregunto en inglés si habla inglés. Ella arquea las cejas sonriendo y vuelve a decir algo en alemán. Yo sonrío porque no entiendo nada y ella me codea sonriendo y diciendo algo en alemán creyendo que he entendido la broma. Tengo dos días sin hablar con nadie, salvo con la malhumorada recepcionista de un hostal en las afueras de la ciudad y la primera persona que encuentro para comentar algo, decir algo, no habla ni español ni inglés. Qué pena. Con esperanza pregunto "¿español? English?. Mi rostro debe parecer desesperado pues ella deja de sonreír y me mira con seriedad, como si tratara de descifrar quién soy y por qué hablo así.

Cuando has pasado tiempo sin hablar con alguien, en español o cualquier otro idioma, se genera una especie de ansiedad por comunicarse... por sentir que no eres un fantasma que va por ahí en las calles y que puedes escuchar y ser escuchado... aparece una necesidad por sentirse una persona, un ser humano como los demás.


- Hola, soy Marco, I am Mexican, ja som mexikan, je suis Mexicain... me quiero ir a Praga, tengo dos días sin hablar con nadie...
I like Viena too much, Vienaje krasne,Vienne est une très belle ville...

Las señas, los gestos con las manos y el rostro no eran suficientes para decir tantas cosas que quería. Y ahí estaba ella, queriendo comunicar y yo queriendo comunicar pero en idiomas distintos y eso me hacía un extraño, una persona indescifrable de la cual hay que tomar distancia, precaución. Por eso, ella, forzando una sonrisa, se dio la vuelta y salió del Billa para perderse en las finas lágrimas de nieve que maquillaban el hermoso rostro de Viena.

Miré a las personas que entraban y salían del Billa. Turcos, asiáticos, austriacos. Y algo se encendió en mi corazón. Alguien, quizás, hablaría mi idioma más tarde... mañana, algún día. Sonreí y guardando el bocadillo en la chaqueta salí a las calles blancas de Viena, con un rumbo distinto al de la muchacha que no hablaba español. Con mi corazón todavía en pedazos, pero iluminado por una ilusión. :)

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5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Unknown dijo...

Me encantan tus relatos....

Marco dijo...

Grazie cara Andri :)

Anónimo dijo...

Me encanta justo ahora que estoy aprendiendo a vivir en un pais que habla ingles me he sentido como un fantasma... pero igual la esperanza es lo ultimo que se pierde... Gracias por tu pagina

Marco dijo...

Gracias por tus comentarios Sonia y suerte en tu estancia en ese opaís que habla inglés...