martes, abril 29, 2008

¿Es necesario soñar?




Extravié algo de mi mismo en algún momento de los 90 y el 2000.

Esto lo he comprendido cuando venía en el vuelo de Air Europe para acá. Al momento de estar en la fila para registrar mi equipaje en Praga, adelante iba un mexicano. Yo pensaba que era sueco porque era muy alto, de pelo, bigote y barbas muy rubias, pero cuando habló me di cuenta que era el acento de los que viven en Ciudad de México. Me fijé en él porque llevaba en las manos una cámara de vídeo digital semi profesional que yo siempre había soñado con tener.

La cosa es que él se sentó solo en los tres asientos que estaban del otro lado del pasillo. Y antes de despegar, le preguntó a la azafata checa si podía grabar el proceso del despegue desde su ventanilla. Explicó que era muy importante para él. La azafata le dijo que debía preguntar al capitán. Y así lo hizo, fue y abrió la puerta del piloto y preguntó. Yo veía esto desde mi asiento. La azafata regresó e informó al muchacho que el capitán no había dado permiso (porque el uso de aparatos electrónicos durante el despegue puede hacer fallar la comunicación del avión). Pero cuando despegamos, ese muchacho metió la cámara en su suéter y grabó todo a escondidas.

Lo vi y me vi a mi mismo hace mucho tiempo. Yo hacia ese tipo de cosas. Buscaba lograr mis metas. Y ahora, no sé por qué, eso se acabó. Y cuando vi en el metro de Praga al muchacho africano aquel sonriendo esperanzado en vender los productos que llevaba en su enorme maleta para enviar dinero a su país, y cuando vi a un señor ecuatoriano feliz enviando 500 euros para su familia en Guayaquil, yo veía alguien que lucha, personas con un propósito. Que no eran felices, porque la feleicidad no existe, pero que estaban en paz consigo mismos, haciendo lo que pensaban correcto para estar bien. Pegando letreros de un concierto de Tool en Viena, vendiendo discos piratas en el metro de Madrid, tocando versiones en reggae de Led Zeppelin en el Sacre Cour de Parìs o tocando música andina afuera de un supermercado Tesco en Kosice. Personas que no eran felices, pero que estaban en busca de la felicidad. Eso es lo que nos hace personas. Lo que nos permite regresar a la inocencia, único estado capaz de exigir justicia y amor. Donde los sueños sí son necesarios... donde la gente no puede hacer salir el sol, pero si puede anunciar su presencia...

Ojala pueda regresar pronto ahí...
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