miércoles, junio 11, 2008

Vino y pasta, una cena para levantar el ánimo con los recuerdos y mi perrito











¿Qué haces cuando necesitas levantarte el ánimo? ¡Pues ir al súper e inventarte una receta que hacer! Entonces, nada más salir del trabajo pasé a cobrar el pago de un cuento que traduje para una escuela y luego fui a comprar lo necesario para un “Fusili Arrabbiatta”.

Este manjar italiano lo aprendí a hacer gracias a Malin y Bibi (nos vemos en el Messenger ;) ), unas amigas suecas que una tarde nevada de Praga me invitaron a comer en su hostal gracias a que les dejaba usar mi laptop para revisar el correo y cargar un Ipod. Esa tarde usamos la laptop para escuchar videos en Youtube mientras yo “ayudaba” a prepararlo todo.

La cosa es que después de las comprar llegué a mi casa con todo lo necesario para comer como en Italia, pero no olvidé llevar algo para mi mejor amigo del momento: el Cayito, mi perro, que ya me esperaba ansioso detrás de la ventana de la sala. Los dos tendríamos una cena especial.

Después de acariciar al Cayito y revisar si no había hecho alguna diablura (nunca las hace pero siempre reviso) puse el agua a hervir y mientras eso ocurría subí a ducharme.

Nada más bajar, antes de poner la pasta en el agua puse en mi Ipod una tarantella para estar a tono (tata tata, tarará tarara tarará) y me puse a hacer la salsa y asar la pechuga del perrito que me veía ilusionado moviendo su colita.

En eso, el teléfono: una amiga anunciándome que había conseguido las pastillas que debo tomar a mitad de precio. La noticia me pone contento y le agradezco. La invito a venir a probar mi "fusilli" pero no puede. Luego llama mi hermano, dice que encienda la televisión, que Portugal le ganó a la República Checa en la Euro. Está contento. Quiere a Portugal porque en la Euro pasada fue a varios juegos con su novia venezolano-portuguesa e hizo amigos que aún conserva en Lisboa y Porto. Yo, como es lógico, siento enorme simpatía por la República Checa, porque es el país de Jana y porque en ese país tengo amigos y muchos recuerdos. Pongo la tele con el volumen abajo mientras sigo escuchando tarantelas y le digo a mi hermano que venga a cenar pero no puede. Tampoco Hugo, mi amigo. Nadie puede. Nunca nadie puede. Llegas a los treinta y todo es difícil, sobre todo el amor.

Termino de preparar la salsa, la pasta está cocida, la echo al sartén y mientras se cocina parto en pedacitos la pechuga para el Cayito y luego rebano una baguette. Después busco el sacacorchos. Como siempre, no está donde se supone que debe estar. Como cualquier hombre soltero, las cosas en mi casa están por todos lados menos donde deben. Por fin lo encuentro y voy por la botella de vino tinto español que guardé “para ocasiones especiales”.

Le quito el corcho, me sirvo una copa y un plato con la pasta. Le pongo al Cayito su pechuga en el mantel que tiene en el piso, pongo en la laptop el ACDsee para que de vuelta de manera aleatoria a las fotos de mis viajes, y mientras se escucha la tarantela, en la tele se ve a Cristiano Ronaldo festejar un gol y en la laptop los rostros de las personas queridas de Italia, República Checa y Eslovaquia. Es una cena especial.

El Cayito saborea su pechuga mirándome de tanto en tanto agradecido. Y yo brindo cuando veo el rostro de amigos y amigas, europeas y latinoanericanas sonriendo y de Monika P. mi angelita de la guarda cuando estuve en Eslovaquia. Brindo con ellas, y con Malin y Bibi que una noche nevada y solitaria, compartieron conmigo un “Fusilli Allarabbiatta” en la capital checa, el país de Jana, sus ojos grandes y su rostro blanco… Praga, esa hermosa anciana eslava que siempre añoro visitar una y otra vez…

Receta (en inglés, lo siento) en la página Recipes Epicourious
Tarantella cortesía de
marvello85 en Youtube :)


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