lunes, julio 14, 2008

México: a todo se acostumbra uno, incluso a la violencia

Vengo regresando de un curso en Guadalajara. Había gente de otras partes del país. En el descanso para tomar café que tuvimos, los asistente hablamos sobre el tema que domina el panorama de quienes tienen algún lejano interés en México: la violencia.

Y me entero que en Chihuahua los narcos hacen estoy y aquello, que en el sureste esto y aquello y que en todos los casos la sociedad piensa que el gobierno está coludido en el negocio del narco o fomentando y ejerciendo la violencia como política institucional.

Somos un país inmerso en la violencia. Ya es común escuchar de balaceras, de cuerpos en bolsas negras sin cabeza y de bolsas blancas con una cabeza dentro. Pero no sólo hay la violencia física – el caso de los polis ensañándose con unos jóvenes y provocando la muerte de 12 de ellos en la disco esa News Devine - sino también en lo que decimos, en lo que nos decimos: Tal “es un peligro para México”, tal otro es “un espurio”, etc.

No obstante, la peor de las violencias en México es la exclusión, las diferencias que existen: el taxista que me lleva a la estación de autobuses me dice que existe un barrio en Guadalajara llamado “Puerta de Hierro” que para entrar se requiere que revisen el coche y una serie de requisitos casi tan exagerados como los que piden los gobiernos de España y Estados Unidos para que entren los turistas.

No obstante, el taxista es optimista. Dice que Felipe (sic) está gastando en armas y que eso es bueno, para que los polis y los militares puedan enfrentar a los narcos en condiciones de igualdad. No sé si toda la sociedad mexicana piense así del presidente (¿) pero es un hecho que se ha habituado a escuchar que se encontraron cadáveres sin cabeza o que otra mujer desapareció en Ciudad Juárez. Y es que a todo se acostumbra uno, incluso a la violencia…









El distrito Puerta de Hierro en Guadalajara... ejemplo de la exclusión a la mexicana

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