El caso de Zheli Ye Gon y los kilos de dólares que le guardaba al PAN en su casa se ha convertido en el pretexto perfecto para salir del sus escondites a decenas de racistas mexicanos. Abraham Zabludovski, en su "noticiero" De la A a la Z llama a Ye Gon "Pinche Chino", otros comunicadores le llaman con un tono de desprecio "el chino" y hasta Calderón llama a los dichos de Ye Gon "cuentos chinos" y, asumiéndose como juez (lo cual es ilegal y hasta ilógico porque EL NO ES EL PODER JUDICIAL) lo amenza diciendo que lo va a meter a la cárcel. Otros "medios" electrónicos incluso se atreven a decir que China "endilgó" a México al "chino". Y cuando se refieren a Ye Gon, siempre dicen "el Chino nacionalizado mexicano", como si el "nacionalizado" fuera una categoría aparte en la escala de ciudadanos de nuestro país.
El racismo mexicano ha provocado cientos y quizás miles de muertes a lo largo de la historia. Curiosamente, los mexicanos nos hemos ensañado con los chinos: en el noroeste y noreste se presentarón matanzas de chinos inmigrantes a lo largo de las primeras décadas del siglo pasado y si uno va al aeropuerto es fácil ver cómo los aduaneros se ensañan con cualquier persona de rasgos orientales (exceptuando japoneses porque esos traen dinero).
En la actualidad, además del racismo alentado por los medios, está la persecución prácticamente moral contra cualquier ciudadano centroamericano que debe, para su mala suerte, cruzar por México para llegar a Estados Unidos: violaciones, asesinatos, extorsión, torturas y robos de los aduaneros y policías migratorios mexicanos.
Incluso en el fútbol, es común ver en algunos estadios, como el del San Luis, que algún sector del público imite a un chango cuando algún jugador de color se atreve a cruzar la línea lateral del campo. Particularmente, me tocó este patético espectáculo un día que Jaguares jugó contra San Luis. La gente hacía como chango cuando Melvin Brown (que es mexicano) pasaba con la pelota.
La misma Federación Mexicana de Fútbol viola la constitución y actúa de manera racista al mantener una regla que prohibe a los mexicanos por naturalización jugar como mexicanos sino hasta pasados dos años, hecho que no se ve en ninguna otra liga del mundo.
Y por último, mientras los mexicanos alentados por la tele se pusieron casi en éxtasis cuando Chichen fue nombrada una "nueva" maravilla del mundo, todo mundo olvidó que aún hoy, muchos mexicanos consideran como peor insulto que les llamen "indios".
Y luego nos rasgamos las vestiduras cuando los gabachos ponen una muralla en la frontera...
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