miércoles, abril 29, 2009

Influenza, compras de pánico, vino tinto y Dios

Mientras me dirijo a Wallmart para hacer algunas compras me entero que la Organización Mundial de la Salud elevó el nivel de alerta de Pandemia a cinco. En términos reales da igual: aquí en México todo es incertidumbre e impaciencia debido a la falta de claridad del gobierno para informar lo que ocurre.

En la calle, unos adolescentes juegan fútbol con las mascarillas puestas. La imagen parece de una cinta de Ciencia Ficción. En Wallmart me encuntro casi con una muchedumbre. En días pasados, las tiendas estaban solitarias. Me parecía raro pues en Ciudad de México había compras de pánico. Pero hoy ha sido día de pago y todo el mundo busca abastecerse de todo. Lo que nunca: hay anaqueles vacíos en donde ponen la comida enlatada.

Como yo no voy por la despensa no me preocupo. Pienso que de alguna forma u otra la cosa mejorará. Como no llevo mascarilla pues la que tenía ya se rompió y no puedo encontrar en ningún lado otra para comprar, la gente me mira de soslayo. Y es que en el imaginario social "influenza porcina" t-o-d-o-s d-e-b-e-m-o-s l-l-e-v-a-r m-a-s-c-a-r-i-l-l-a-s.

Cuando me formo para pagar, me doy cuenta que todaslas cajas están abiertas pero que igual las filas alcanzan veinte o más personas. La muchacha que va delante de mi lleva en su carrito del súper como 15 latas de atún. También alcanzo a ver, entre otras cosas, galones de agua, varias cajas de leche y dos cajas de esas galletas integrales que me gustan mucho y de las cuales ya no encontré.

Ella nota que miro al interior de su coche. Aunque no veo su rostro completo porque lleva una mascarilla, detecto que le molesta que vea lo que va a comprar. Igual ella mira en mi coche del súper y cuando descubre lo que voy a comprar arquea las cejas sorprendida. Y es que en el coche sólo llevo cervezas, unos vinos tintos chilenos que estaban de oferta y una bolsa grande de croquetas para cayito, mi perro.

Seguro no se creía que no me estuviera preparando con comida para el fin del mundo. Lo que la muchacha no sabe es que quizás si me esté preparando para el fin de todo. Con cervezas y vino tinto. Cuando salgo del súper y veo como todos van mu seguros con toda la comida necesaria para una crisis, caigo en cuenta que no debería dejar de lado comprar algunas latas. ¿Y si mañana no hay nada para comprar en las tiendas? Pienso que exagero... pero me acuerdo que el gobierno mexicano no representa ninguna garantía para nuestra seguridad y un relámpago frío sube por mi espalda cuando recuerdo, temblando, los días en que responsabilizaba de todo a Dios...

Influenza: Enseñanzas que el cine nos ha dejado

Hace un par de semanas veía "Tiburón" (Spielber, E.E.U.U. - 1975) en el Animal Planet. La cinta narra la historia de una pequeña isla que vive del turismo que puede recibir durante la época del verano. El problema comienza cuando un enorme tiburón blanco se come a dos personas. Las autoridades y organismos comerciales de la isla quieren abrir las playas pese al peligro, mientras que el jefe de policía quiere cerrarlas.

La misma situación se está presentando ahora con la influenza porcina. Mientras el alcalde de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, ha cerrado cafés, restaurantes, cines, etc. ante el riesgo de contagio, los líderes de las cámaras de comercio han iniciado una campaña para exigir al gobierno que se levante dicha prohibición. Particularmente, Radiofórmula se ha hecho eco de estas protestas que cuestionan la medida tomada por el gobierno del Distrito Federal.

Por su parte, el gobierno federal ha mencionado que no está de acuerdo con la medida, pero que la respeta. Incluso, ha permitido que la Federación Mexicana de Fútbol lleve a cabo los partidos del campeonato de liga a puerta cerrada, pese a los riesgos que podría implicar viajar.

¿A quién creer?

La única cosa en la que la mayoría de los mexicanos estamos de acuerdo, es que no podemos creer a las autoridades gubernamentales que desde el inicio de esta crisis no han dejado de mentirnos u ocultarnos la situación para "no alarmanos". Quizás la prudencia sea la mejor forma de actuar. Espero que la crisis no lleve a más desgracias de las que ha habido. Y que al final, medidas como la del alcalde de la Ciudad de México se vuelvan innecesarias... pero en tanto, pienso que la decisión de cerrar restaurantes, bares, cines, etc. ha sido la correcta. Ya los empresarios podrán hartarse de dinero más adelante. Y sobre el campeonato de fútbol, bueno....¿qué se puede esperar? Se trata de Televisa y TV Azteca, dos entidades que actúan SOLAMENTE para obtener dinero, aún a costa de la salud de sus trabajadores - los futbolistas - y de la salud mental de sus televidentes.

En Tiburón, al final se da la razón al policía que quería cerrar las playas. En esto de la influenza aún no sabemos quién tendrá la razón... pero no está de más tomar todas las precauciones...

"Ahí vienen los mexicanos, nos van a infectar..." : Discriminan a mexicanos en Chile debido al virus

"Ahí vienen los mexicanos, nos van a infectar..."


La página oficial del Club Deportivo Guadalajara, señala el día de hoy algo muy grave: los jugadores de Chivas están siendo tratados mal por algunos chilenos debido al virus de la influenza porcina que se desató en México.

Según acusan jugadores como Gonzalo Pineda y Héctor Reynoso, al salir a comprar recuerdos de Viña del Mar donde juegarrán un partido por la Copa Libertadores ante Everton, la gente decía cosas como "ahí vienen los mexicanos, nos van a infectar" o la gente se tapa la boca al verlos pasar. El entrenador del equipo, Francisco Ramírez añadió que uno encuentra hostigamiento por toda esta situación, lo cual no es nada agradable. Po supuesto la gente hizo ademanes de taparse la boca como lo ha hecho todo mundo en México, y lo cual es una forma de manifestarse de la gente y que hay que respetarla. Difícilmente creo que exista una información adecuada de acuerdo a todo este tipo de situaciones por medio de la prensa, pues ellos trasmiten lo que se vive en un país que se encuentra en una psicosis tremenda y aquí de dejan llevar por esta información".

De la situación se ha hecho eco el diario Mercurio de Chile que publica hoy una nota firmada por Eduardo Poblete que "respecto de medidas sanitarias preventivas por el virus de la influenza porcina, no hay nada oficial por parte de la autoridad de salud, salvo una labor de sanitización de los camarines de Everton y Chivas, antes y después del partido, acción que realizarán miembros de la unidad de epidemiología del Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar".

Cosas como esta del virus, suelen sacar lo peor y lo mejor de las personas. Es lógico tener precauciones ante la situación, pero de ahí a discriminar u ofender ha un gran trecho. Sobre todo, esto demuestra que la peor plaga, el peor virus, es el de la gente que pese a tener mucha información, permanece igualmente desinformada, como es el caso de estas personas en Chile.

La pregunta es : ¿Cuántos otros mexicanos estarán siendo discriminados hoy debido al virus de la influenza porcina?

Las Chivas del Guadalajara son el equipo más popular de México. Aquí puedes escuchar lo que dijeron los jugadores acerca del mal rato que pasaron en Chile....

martes, abril 28, 2009

Cuando me enviaron a casa por el virus...


"Cuando el Dr. me envío a casa me sentí igual que en la película "
The Body Snatchers", donde todos los que no eran zombis delataban con un grito horrible a todos aquellos que aún no contraían la enfermedad..."



Desde que se anunció esto del virus de la "influeza porcina" pensé que sería desmesurado ponerme una mascarilla para ir a trabajar. No obstante lo hice. Trabajo en una universidad y si bien no hubo clases, los maestros de tiempo completo y administrativos si teníamos que ir.

Al salir, las calles de San Luis Potosí - mi ciudad- tenían algunas escenas que se ven en películas de ciencia ficción: Calles solitarias, con el cielo atiborrado de nubes oscuras. Gente con mascarillas azules caminando como zombis pero sobre todo un silencio muy grande. La verdad yo no tenía miedo de contraer "el virus". Pese a todos los rumores, pese a las cifras, nunca pensé en contraerlo. Ya saben, las cosas malas siempre pasan a otros.

Incluso el lunes, cuando subí al autobús, el conductor y los pocos pasajeros me miraron en silencio. No llevaba la mascarilla azul. Me siguieron con la mirada mientras ocupaba un asiento. No le di tanta importancia.

Pero hoy he ido a la universidad y el doctor ha llamado a todos "obligatoriamente" para hacernos una auscultación. Cuando tocó mi turno me hizo las preguntas de rigor acerca de "el virus": que si he tenido dolores de cabeza, fiebre alta, moqueo, etc. A todo respondí que no... salvo que confesé una alergia que me aqueja de muchos meses atrás. El doc me miró las fosas nazales y la garganta.

Produjo un dramático "mmmm" y fue y se sentó en su sillón detrás del escritorio. Yo produje un "chin" en mi mente. Resultó que, si bien no tenía el famoso "virus" sí que tenía posibilidades de contraerlo dado que mis defensas "están bajas". Me mandó a casa.

Al ir recoger mis cosas, o al decir a algunos compañeros que me iba, sentí "esa mirada" de los compañeros preguntándose "¿Tendrá el virus? ¿y si me contagió?" y cosas así. Y yo, que me había negado a usar la mascarilla sentí que la necesitaba. Para protegerme del virus principalmente pero también para verme como esa gente que vi el lunes pasado con sus mascarillas. Ser como ellos. Entrar en el clima de incertidumbre y temor. Sentí igual que en la película "The Body Snatrchers", donde todos los que no eran zombies delataban con un grito horrible a todos aquellos que aún no contraían la enfermedad.

Personalmente, no creo que habrá muchos decesos. Sé que la situación podría ser grave y que debemos cuidarnos. Pero creo también que la situación se contendrá. No obstante es curioso como la sociedad teme a lo diferente. Todos debemos parecer iguales... o quedarnos al margen de ese evento que llamamos sociedad...

jueves, abril 16, 2009

sábado, abril 04, 2009

"Lo que me nutre me destruye" el drama de la obesidad...


"Lo que me nutre me destruye..."
- Angelina Jolie

El mundo puede perdonar que alguien engañe a su esposa y tenga una o varias novias. Incluso esas novias pueden perdonarle al tipo que tenga esposa. También se perdonan las mentiras, por ejemplo, de los políticos. Se perdona que un banquero se robe millones de dólares, que alguien se drogue. Se perdona que alguien use esteroides para alcanzar éxito o para lucir bien. En lo único que el mundo ha hecho caso a Jesucristo ha sido en perdonar. Todo se perdona, menos el hecho de que alguien sea obeso.

Ser obeso es la letra escarlata del siglo XXI. Determina las posibilidades laborales y muchas veces las posibilidades sentimentales y convierte a quienes padecen obesidad en el blanco fácil de bromas, escarnios y esa maldad expresada en sonrisas y sarcasmos.

Por ello no debe extrañar lo que publica el diario español "El País", acerca de las llamadas princesas de internet "Ana y Mía", forma como se reconocen a través de blogs y redes sociales, cientos (¿quizás miles o millones?) de adolescentes cuya obsesión es tener el menor número de kilos posible practicando la anorexia o la bulimia.

Existen diversos estudios sobre el fenómeno. Uno de ellos, de Juan Manuel Mancilla Dí­az, profesor de la Facultad de Estudios Superiores (FES) que explica que un porcentaje de estos trastornos alimenticios son hereditarios. No transmitidos por los génes, sino por el "ambiente psicológico" de quienes los padecen. Por ejemplo, que sus padres o familiares hayan experimentado estas enfermedades.

Aunque desconozco si existen estudios que relacionen los trastornos alimenticios con el modelo de "belleza" que presentan algunos medios masivos como el cine o la televisión, es lógico pensar que no ayuda mucho el hecho de que se muestren, como pautas a seguir, los cuerpos de actrices o modelos famosas como Angelina Jolie.

Esta última, casada con Brad Pitt ( prototipo de príncipe azul para las adolescentes), se tatuó en el abdomen la frase: "Quod me nutrit me destruit "[lo que me nutre me destruye, en latín]. Incluso, la actriz hizo una sesión fotográfica donde se presume este tatuje.

No es de condenar que alguien quiera lucir bien de acuerdo a misteriosas pautas establecidas por algún fenómeno social... no se puede criticar que alguien quiera escapar del peor defecto (la obesidad) que una persona puede tener en este siglo que muchas veces define lo que somos por la imagen . Lo que está mal es que esa imagen que queremos de nosotros mismos vaya en contra de las exigencias biológicas de nuestro cuerpo. Y que pensemos que dicha imagen va a transformar nuestra realidad. Y sobre todo, está mal esa soledad que provoca creerse tan lejos del modelo ideal de belleza.

De alguna forma, esas "princesas de Internet" son en realidad princesas de la soledad...