"Mejor andar con alguien que te quiera, aunque tú no lo quieras"
Sábado en la noche: después de tirar los restos de un cigarro en la acera, me meto en un bar para tomarme una cerveza. Dentro me doy cuenta que es un bar lleno de gente que va de los 18 a los veintitantos años.
Me siento en una mesa y pido un vaso de cerveza de barril, mientras detrás mío, en un pantalla colgada en el muro, exhiben un desfile de modas al ritmo de la peor música tecno de Europa. En una mesa contigua, dos muchachas que tendrán unos 19 años hablan a gritos. Otra las escucha con atención. Tiene los ojos rojos de llanto.
Al parecer, el novio de la muchacha con los ojos rojos anda con otra tía y sus amigas le dan consejos. Una le dice algo curioso: "mejor andar con alguien que te quiera, aunque tú no lo quieras". La frase me llama la atención, por la claridad que define el miedo del ser humano al rechazo, a la decepción. Pero sobre todo a la soledad. Esa sabiduría en una adolescente es interesante: tomar conciencia de la poca posibilidad de amor que existe en el mundo a tan temprana edad es un ejemplo de que esa soledad que nos rodea, se ha intensificado aún más en el mundo que defiende el individualismo como la conducta suprema a ser premiada por todos.
Cuando la mesera viene con mi cerveza, otra de las muchachas explica que "el amor dura poco," y que a "veces es mejor optar por un muchacho que se desviva por una, para sacarle provecho".
Escuchando estas piezas de sabiduría juvenil me doy cuenta que, quizás, soy más joven que estas muchachas. No en la edad, claro, sino en el hecho de que me niego a creer que los seres humanos aún no sabemos cómo lidiar con el amor. La música tecno se detiene y comienza a escucharse música de Alejandro Sanz.
Cuando termino de beber la cerveza, las muchachas de la mesa de al lado cantan a todo grito una canción de Alejandro Sanz, mientras a la muchacha de los ojos rojos le salen lágrimas que le cruzan sus pómulos hinchados. Me levantó y camino hacia la puerta de salida esquivando meseras y tipos borrachos. Y pienso que aquellas muchachas aún están por descubrir cosas peores sobre el amor. Por ejemplo, el hecho indiscutible de que, a veces, uno no tiene más remedio de amar lo que hay a la mano, lo que está al alcance, sí, pero que a la vez está lejano del corazón...
1 comentario:
esta bueno para charlarlo
Publicar un comentario