El sábado la televisión hizo un gran escándalo luego de que la selección ganó un partido de visitante a la selección de Costa Rica en las eliminatorias para el mundial. Mucha gente parecía muy feliz: los amigotes con los que veía el juego, el imbécil de la televisión que gritaba como poseso "¡mátalos, mátalos! cuando un jugador de la selección estaba por anotar un gol. Pero yo no compartía esa alegría. Realmente no me ponía feliz.
No es que no desee que un equipo deportivo de mi país gane, o que no sea capaz de compartir una alegría con otros. Es simplemente que no encuentro motivos reales para esta alegría. Puedo decir sin ruborizarme que pienso que mi estado de ánimo se debe a que no tengo dinero suficiente para pasar la quincena.
Es increíble: el día de pago es el lunes próximo y yo no puedo comprar una mugrosa lata de cerveza o de coca-cola. Tuve unas invitaciones para ir a reuniones viernes y sábado y evité ir porque ello implicaba un taxi, gastos.
Y me desespera porque mi día comienza a las 6 de la mañana y acaba a las 9:30 o 10, que regreso a casa. Ni siquiera puedo tener otro trabajo porque el que tengo demanda que estém ahí todo el día. Y cada día que pasa lo veo como un día menos, no como un día más. Y me gustan muchos aspectos de mi trabajo y pongo todo mi esfuerzo para que salga bien. Pero no me alcanza... simplemente no puedo pagar mi vida con este trabajo.
Y cuando veo la alegría de los fanáticos de fútbol, y que gritan "Sí-se-puede-sí-se-puede" y que el presidente dice que todo va en camino de estar súper, yo miro mis zapatos, sucios, agrietados, como los llevaba la noche del viernes pasado que llovía y llovía mientras esperaba el autobús para ir a mi casa, pensando la forma de sacar algo de más de dinero.
No recuerdo un sólo día, desde que comencé a trabajar a los 17 años, que el país no haya estado en crisis y no recuerdo la última vez que compartí un momento de alegría con otros. Pero a veces tengo algo de esperanza, cuando me quedo mirando el techo de mi cuarto, imaginando que ahora sí, mañana todo estará mejor y eso me alienta por uno o dos días... porque al final, como mis amigas y amigotes borrachos que veían conmigo el fútbol, no entiendo lo que pasa con claridad y termino preguntándome, como todos ¿quién dice que no se puede? cuando leo mi recibo de pago con una sonrisa...
4 comentarios:
Snif, se me hizo chicle bomba el corazoncillo, porque me leo ahí, yo tampoco puedo pagar mi vida con estos trabajos. Es de locos, pero hoy, con un grado académico más, gano cuatro veces menos que en 2005, no tengo prestaciones y pago impuestos. Lindo México del empleo, ¿no?
Por lo demás, tampoco recuerdo un sólo día de México sin crisis, casi nací con la del 82 y desde entonces ha sido una tras otra, chale.
Como sea, la vida no es tan fea.
Gracias por tu leer el blog y dejar tu comentario Doris. Tienes razón, la vida no es todo pesares. Y yo la disfruto de verdad. Y creo que vale mucho la pena vivirla y es por eso que escribo a veces de estos sentimientos que tengo, porque siento que algunas cosas debemos luchar para transformarlas... pero no creas por favor que soy negativo o que siempre ando en el bajón :) sólo es cierto que a veces tengo estos estados de ánimo...nos leemos :)
Ja ja ja!, a mi me gustó mucho tu entrada, y no en son de burla pero me reí un poco, específicamente por tu descripción del imbécil que gritaba en la televisión y el agradable sarcasmo del final, después de todo tu bien lo has dicho "un viaje ácido".
Si, también coincido contigo en que para la mayoría de los mexicanos las deudas son el pan de cada día, y si profundizaramos con aquella idea fijada ya en muchos de nosotros, al fin y al cabo a los mexicanos hay que tenerlos viendo futbol y telenovelas para que no se den cuenta de nada de lo que pasa en realidad en su país, no?
Lamentablemente así es Poupée Cassée... necesitamos del circo (y lo digo en buen plan9. Disculpa que contestara tu cometnario hasta ahora... el exceso de trabajo me impedían atender como quería el blog... pero ya estoy de vuelta... ;)
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