Sólo los humanos practican la religión porque son las únicas criaturas en la tierra que han desarrollado la capacidad de la imaginación.
Ese es el argumento del antropólogo franco-británico Maurice Bloch de la London School of Economics. Bloch se opone a la noción popular de que la religión evolucionó y se propagó porque promueve la vinculación social, como se ha argumentado por algunos antropólogos.
En cambio, sostiene que en primer lugar, el ser humano ha tenido que evolucionar en su arquitectura cerebral para imaginar cosas y seres que no existen físicamente, y para creer en la posibilidad de que las personas - de alguna manera- puedan vivir después de haber muerto.
Una vez logrado esto, el ser humano pudo utilizar lo que Bloch denomina "trascendencia social" y unificarse en grupos, naciones y clanes, o incluso con grupos imaginarios, como los muertos. La trascendencia social también permite a los humanos a seguir los códigos idealizados de conducta asociados con la religión.
"Lo que la trascendencia social requiere es la capacidad de vivir - en alguna medida - en la imaginación", explica Bloch.
"Uno puede ser un miembro de un grupo trascendental, o de una nación, a pesar de que nunca se entra en contacto con los demás miembros de la misma", dice Bloch. Además, la composición de estos grupos, "si son clanes o naciones, también puede incluir a los vivos y a los muertos."
Actualmente, esta idea de comunidades que vinculan vivos y muertos, ocurre en la noción cristiana de ser "un solo cuerpo con Cristo", o la islámica "Ummah" unir a los musulmanes.
Los animales no tienen esta capacidad de trascendencia social, ni siquiera nuestros parientes más cercanos, los chimpancés, afirma Bloch. Y la razón es que no pueden imaginar más allá de un círculo social inmediato, o hacia atrás y hacia adelante en el tiempo, capacidad que sí tienen los humanos.
Bloch cree que nuestros antepasados desarrollaron la arquitectura neuronal necesaria para imaginar antes o alrededor de hace 40-50,000 años, al final de la Edad de Piedra.
En la misma época, las herramientas que usaba el hombre para cazar y que habían permanecido monótonamente primitivas comenzaron a sofisticarse. El arte comenzó a aparecer en las paredes de las cuevas, y en los entierros se empezaron a incluir objetos, lo que sugiere la creencia en una vida futura, y por tanto la " trascendental social ".
Sin embargo, Bloch sostiene que la religión es sólo una manifestación de esta capacidad única para formar lazos con sistemas de valores, personas que no existen o que son distantes.
"Una vez que nos damos cuenta de esta omnipresencia de lo imaginario en lo cotidiano, no queda nada especial para explicar sobre la religión", dice.
Chris Frith, del University College de Londres, co-organizador de la reunión "Sapient Mind", celebrada en Cambridge en septiembre pasado, cree que Bloch es correcto, pero que "la teoría de la mente" - la capacidad de reconocer que otras personas o criaturas existen, y piensan por sí mismas- puede ser tan importante como la evolución de la imaginación.
"Tan pronto como se tiene la teoría de la mente, existe la posibilidad de engañar a otros, o ser engañados", dice. Esto, a su vez, genera un sentido de justicia e injusticia, que podría llevar a los códigos morales y la posibilidad de un responsable de la vigilancia" - Dios - que puede ver y castigar a todos los impíos.
¿Sera cierto esto? Si lo es, tendremos que empezar a buscar a alguien más para otorgarle méritos y culpas...
Este artículo es una traducción de extractos de las siguientes fuentes:
- http://rstb.royalsocietypublishing.org/content/363/1499/2055 (Fuente original)
- http://www.newscientist.com/article/dn13782-religion-a-figment-of-human-imagination.html (que citó el artículo original en inglés)
- http://www.dailygalaxy.com/my_weblog/2009/10/did-development-of-human-imagination-50000-years-ago-lead-to-belief-in-god.html (que citó el artículo original en inglés)
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