Y me entero que en Chihuahua los narcos hacen estoy y aquello, que en el sureste esto y aquello y que en todos los casos la sociedad piensa que el gobierno está coludido en el negocio del narco o fomentando y ejerciendo la violencia como política institucional.
Somos un país inmerso en la violencia. Ya es común escuchar de balaceras, de cuerpos en bolsas negras sin cabeza y de bolsas blancas con una cabeza dentro. Pero no sólo hay la violencia física – el caso de los polis ensañándose con unos jóvenes y provocando la muerte de 12 de ellos en la disco esa News Devine - sino también en lo que decimos, en lo que nos decimos: Tal “es un peligro para México”, tal otro es “un espurio”, etc.
No obstante, la peor de las violencias en México es la exclusión, las diferencias que existen: el taxista que me lleva a la estación de autobuses me dice que existe un barrio en Guadalajara llamado “Puerta de Hierro” que para entrar se requiere que revisen el coche y una serie de requisitos casi tan exagerados como los que piden los gobiernos de España y Estados Unidos para que entren los turistas.No obstante, el taxista es optimista. Dice que Felipe (sic) está gastando en armas y que eso es bueno, para que los polis y los militares puedan enfrentar a los narcos en condiciones de igualdad. No sé si toda la sociedad mexicana piense así del presidente (¿) pero es un hecho que se ha habituado a escuchar que se encontraron cadáveres sin cabeza o que otra mujer desapareció en Ciudad Juárez. Y es que a todo se acostumbra uno, incluso a la violencia…
El distrito Puerta de Hierro en Guadalajara... ejemplo de la exclusión a la mexicana
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