viernes, julio 18, 2008

Diario de Viaje: lo que se aprende en un vuelo de Praga a Madrid

A veces, durante un viaje, es posible que aprendas tantas cosas de ti que te lleven a sentirte contento, asombrado o triste por aquello que descubriste sobre ti mismo.


Esto lo he comprendido cuando viajé en un vuelo de Air Europe para Madrid. Estaba en la fila para registrar mi equipaje en Praga y adelante iba otro mexicano, Yo pensaba que era sueco porque era muy alto, de pelo, bigote y barbas muy rubias, pero cuando habló me di cuenta que era el acento de los que viven en la Ciudad de México.


Me fijé en él porque llevaba en las manos una cámara de vídeo digital semi profesional que yo siempre había soñado con tener. En el avión él tipo se sentó solo en los tres asientos que estaban del otro lado del pasillo. Y antes de despegar, le preguntó a la azafata - que era checa - si podía grabar el proceso del despegue desde su ventanilla. Dijo que era muy importante para él. La azafata le dijo que debía preguntar al capitán.


Y así lo hizo, fue y abrió la puerta del piloto y preguntó. Yo veía esto desde mi asiento. La azafata regresó e informó al muchacho que el capitán no había dado permiso (según esto porque el uso de aparatos electrónicos durante el despegue puede hacer fallar la comunicación del avión). Pero cuando despegamos, ese muchacho envolvió la cámara en su suéter y grabó todo a escondidas.

Lo vi y me vi a mi mismo hace mucho tiempo. Yo hacia ese tipo de cosas. Buscaba lograr mis metas. Y a veces, con imprudencia, no me detenía ante nada. Y ahora, no sé por qué, se acabaron mis fuerzas. Y cuando ya en madrid vi en el metro al muchacho africano aquel sonriendo esperanzado en vender los productos que llevaba en su enorme maleta para enviar dinero a su país, y cuando vi a un señor ecuatoriano feliz enviando 500 euros para su familia en Guayaquil, yo veía alguien que lucha, personas con una meta en su vida.


Y lo mismo con los otros inmigrantes que entregan publicidad a la entrada de la estación del Metro de Lavapies o los que andan caminando con un enorme letrero de restaurantes, casas de apuestas, etc. Veo lo que son y me da gusto: veo lo que fui hace mucho tiempo atrás. Alguien que lucha, con una meta, con una vida. Veo todo lo que yo he dejado de ser durante unos años y que poco a poco he vuelto a ser ya.


Y por eso, durante unos años, no fui una buena compañía para mi familia y mis amigos... Cosas que se aprenden en los viajes, una de las pocas herramientas que te impulsan a vivir...
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