miércoles, junio 04, 2008

Berlusconi da marcha atrás en la criminalización de los inmigrantes







En un arranque de prepotencia quizás provocado por el respaldo que amplias franjas de la sociedad italiana le brindan, Silvio Berlusconi promulgó el 21 de mayo pasado un decreto que convertía en delito grave la inmigración ilegal.

Este decreto, insólito en toda Europa, inmediatamente se ganó el rechazo de varios países de la Unión Europea, porque, entre otras cosas, el decreto podría provocar que los flujos migratorios con destino a Italia, se desviaran a otros países de la región, como Francia y España.

No obstante, las agencias de noticias europeas informaron que Berlusconi no pudo con la presión política que ocasionó su medida a nivel europeo ni con las críticas que expresó la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Louise Arbour, por lo que tuvo que cancelar el decreto que volvía delincuentes a los inmigrantes sin papeles, por lo que, de ser detenidos, tendrían que pagar penas que iban de seis meses a cuatro años, y el aumento de la pena en un tercio cuando quien cometiera el delito fuera un clandestino.

Entre los países europeos que se pronunciaron contra la medida se encuentra España, que quizás es el país donde se discute de manera más seria y desapasionada el fenómeno de la inmigración. De hecho, según la agencia española de noticias EFE, la reacción del Gobierno de España tras este proyecto provocó una crisis con Italia.

La vicepresidenta primera del gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, acusó al Gobierno de Berlusconi de llevar a cabo una política racista y xenófoba, lo que provocó el malestar del Ejecutivo italiano. También el ministro de Trabajo e inmigración, Celestino Corbacho, criticó que las políticas de inmigración del Gobierno de Italia "ponen más el acento en discriminar al diferente que en gobernar el fenómeno".

La cancelación del decreto, que fue considerada un “marcha atrás” por la oposición italiana y grupos de derechos humanos, fue anunciada en Roma por Berlusconi luego de una reunión con Nicolás Sarkozy, presidente francés, que es otro de los enemigos de los inmigrantes en el continente europeo.

Según la agencia EFE, Berlusconi dijo: "Personalmente creo que no se puede perseguir a alguien por la permanencia irregular en nuestro país, condenándolo con una pena, pero ésta puede ser un agravante si comete un delito".

Por su parte, el Partido de La Liga del Norte, de corte ultraderechista y que gobierna actualmente lamentó la cancelación del decreto. "Cuando pensamos en el delito de clandestinidad nuestro objetivo no era meterlos en la cárcel, sino resolver el problema acelerando las expulsiones. Pensamos en esta medida para prevenir la llegada de
otros ilegales. Es evidente que ninguno piensa en hacer que estallen las cárceles italianas (con más presos) o aumentar los costes de la justicia", afirmó, de acuerdo a EFE, el ministro para la Actuación del Programa del Gobierno, Roberto Calderoli.

Como puede percibirse en esta nota, es posible enfrentar a la ultraderecha italiana, que tantos riesgos presenta para los derechos humanos en Europa. Pero también es otra alerta sobre la resurrección del fascismo que tantas muertes y dolor ha causado en el mundo.

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