Noche nevada de un país que habla inglés a principios de 2000. En algún lugar, una muchacha está mirando en la computadora los mensajes que un muchacho le envía por Internet desde el otro lado del mundo. Cerca de ahí, en un suburbio, un hombre observa el retrato de su esposa que lo abandonó mientras acaba una botella de ron. En algún otro lugar, un sin papeles limpia los baños de un edificio y en una granja, un perro le aúlla a la luna... todo mientras salgo de mi trabajo en un gran almacén donde descargo camiones, en este país a donde llegué por amor.
Son las 4:30 de la mañana. Los otros compañeros se dirigen a sus coches en el estacionamiento y yo abro mi cartera para verificar si traigo suficiente para una lata de atún, unas galletas y el café de ese día en el Starbucks del freeway 326. Busco en todos los rincones de la cartera y compruebo que si, que traigo para el atún pero debo decidir entre las galletas o el café. "El café, al cabo mañana ya pagan" me digo mientras camino hacia
En la cartera tengo una estampa de la virgen que mi madre insistió que llevara cuando anuncié que me iba de México a buscar algo mejor. "Para que esté contigo…" dijo cerrando mi mano con ella. No creo en la virgen, pero un regalo dado así, con cariño, es imposible de rechazar. Y por eso la estampa de la virgen está ahí, en mi cartera, entre la tarjeta de teléfono y la credencial de la biblioteca donde acudo a revisar el correo electrónico en este país donde no se habla español.
En
Me pierdo con
"I'm Standing on a bridge
I'm waiting in the dark
I thought that you'd be here by now...
Theres nothing but the rain
No footsteps on the ground I'm listening but there is no sound.."
Es Avril Lavigne[1], una adolescente canadiense que canta baladas y música rock en el MTV. Una estrella. Entonces, en el espejo retrovisor de la camioneta aparecen reflejadas dos luces en la oscuridad. Parecen dos ojos en actitud amenazante. Es una patrulla.
“Isn't anyone trying to find me?
Won't somebody come take me home?”
En las últimas semanas las patrullas de este país, la isla más grande del mundo, han dedicado sus esfuerzos a seguir vehículos, intentando cazar a los fantasmas que aparecen en la noche. Los sin papeles que tratan de cruzar la ciudad en silencio para trabajar. Y por eso mis brazos se ponen tensos. No tengo permiso de conducir, ni de trabajo y debido a una falla en el radiador,
“It's a damn cold night
Trying to figure out this life!"... replicaba Avril desde la radio, sin percibir mi tensión.
Reduzco la velocidad con la esperanza de que la patrulla me rebase y se pierda delante mío. Pero eso no va a ocurrir: somos los dos únicos coches que vamos hacia Tyler road. Mi cabeza da vueltas tratando de encontrar una solución, mientras la patrulla me vigila desde la oscuridad. "¿Acelero? ¿Será bueno dar vuelta en Cotton? ¿Mejor en Fredonia? ¿Se verá sospechoso si hago esto o aquello...y lo otro?"
“Won’t you take me by the hand...take me somewhere new - pide Avril en la radio
Y entonces lo que creo que será mi salvación aparece brillando en el horizonte. Es la enorme marquesina de un mini-súper con la leyenda " Open 24 hrs. - We support Our Troops-[2] ". Mis manos aprietan el volante como tratando de llamar la atención de
"I´m looking for a place
searching for a face
is anybody here I know
cause nothings going right
and everything is a mess
and no one likes to be alone"
La camioneta no deja de fumar, de angustiarse como yo, que siento algo que baila ansioso dentro de mi pecho, mientras el rostro de la virgen me mira asustada, como si entendiera la situación.
"Oh why is everything so confusing
maybe I'm just out of my mind
yea yea yea"- parecía gritar por mi Avril
Entonces, cuando el mini-súper está a unos metros, la patrulla enciende la torreta.
“Isn’t anyone trying to find me?
Won't somebody come take me home?”
La virgen junto a la radio parece cantar esa estrofa de la canción para mi, que siento la espalda fría, mientras mis ojos saltan del espejo retrovisor con la patrulla, al enorme letrero brillante y su susurro de esperanza " Open 24 hrs.-We support Our Troops”.
Una calle, dos, tres y la patrulla sigue ahí al acecho, esperando el momento para atacar, como hizo con el muchacho que salió en las noticias de las seis.
"oh why is everything so confusing!"
Cuatro, cinco, seis calles y la patrulla se transforma en eso que habita en la oscuridad de los armarios y que atemoriza a los niños.
"maybe I'm just out of my mind!"
Siete, ocho, nueve cuadras y mi mente da por uno hecho que los polis me harán bajar de
“Yea, yea, yea, yea yea ye ee!!!”
La luz de la torreta danza en mi cara y la patrulla acelera el paso como si quisiera pasar el hombro sobre mi vieja Chevrolet que tose, sofocada por sus años, por el vapor del radiador y por el bao que saco al respirar. "I´m with you yea yea!... I´m with you yea yea!".
Entonces, con un movimiento brusco, tuerzo el volante hacia la tienda abierta las 24 horas, mientras la virgen cierra sus ojos y la patrulla y su luz se desvanecen al dar vuelta en sentido contrario, perdiéndose por la calle Elm a toda velocidad.
Aliviado, me doy cuenta que no iban por mi y que por una vez había sido bueno ser un fantasma, invisible y ajeno para los demás. Como lo había sido desde México, como lo era en este país que habla inglés.
" I dont know who you are
but I... I'm with you
I'm with you
I'm with you..."
La virgen, al lado de la radio, parece hacer eco de esas palabras en voz baja, como un secreto dicho al oído... son frases de aliento...la sonrisa de los niños en un jardín… eso que se roba tu sonrisa cuando llegas a un lugar que no es ajeno para ti... "no sé quién eres pero... estoy contigo"... repite con compasión... y quiero creerle. Quiero creer que no estamos solos, que nadie está sólo aquí, que eso que flota calle abajo no son botellas con mensajes lanzadas al mar. Quiero creer que la desolación no existe, que nadie es extraño en el mundo y que no hay fantasmas acechando en el armario de ningún niño.
"I´m With you..." dice Avril por última vez, cuando
Me bajo casi corriendo de
Entonces siento una mirada en la nuca y me vuelvo asustado. En el mostrador está Jennifer, fuera de su mundo limpio y lejano, pero con la misma luz indescifrable en sus ojos azules que me miran fijamente por primera vez. Intento encontrar algo de compasión en ellos pero sólo son dos ojos, levantados como signos de interrogación puestos en mí.
“¿En cuántas tiendas trabajará Jennifer”? Me pregunto como en una ráfaga y me contesto igual: yo mismo tengo dos trabajos fijos y uno eventual para poder sobrevivir apenas en este país que no habla español.
“Play and Win!” decía un letrero digital con letras rojas detrás de Jennifer que por fin me dejaba encontrar en su mirada a la niña que yo sabía que era y que busqué todas esas veces que hice una fila en la caja siete, su caja en la otra tienda, para pagar por el derecho a descubrir un paisaje fresco, mejor que el de ahí afuera, mejor que el del trailer…mejor que el de los drogadictos de la calle Cotton, mejor que el de mi camisa sucia… la caja siete, donde me formaba para comprar una luz en sus ojos que guiara mis manos para construir un mundo mejor para alguien, para ella o para mí…
Entonces recuerdo que estoy sucio y como un reflejo me llevo la mano al cabello porque no me he echado agua, pero me tranquilizo cuando siento el gorro invernal. Y entonces descubro que Jennifer sostiene un libro en sus manos. Es "Palestine" de Joe Sacco. Era el libro que yo había estado leyendo gratis en la librería del centro comercial y que, de un día para otro, había sido comprado por alguien "interesado en esos temas" como explicó una de las encargadas cuando pregunté.
Entonces se escuchan sonidos de sirenas que se acercan. Los dos miramos a la calles. Son patrullas que dan vuelta también hacia Elm street, dejando restos de luces rojas embarradas en la vidriera de la tienda. Algo grande estaba pasando ahí. Desde el estacionamiento,
Con la lata de atún en la mano, camino decidido hacia ella, aparentando una calma que no tengo. Jennifer sólo quita su vista de mí para ver la lata que llevo en mi mano. Luego vuelve a verme mientras me acerco. Hay tres metros de silencio entre nosotros y un letrero que dice “Play and Win!”. Entonces ella sonríe como lo haría una cajera ante cualquier comprador. Sonrío también y ella devuelve la sonrisa. Aparento normalidad - un cliente cualquiera que se detiene a comprar una lata de atún, no del que tiene aceite sino del otro que es más barato – pero en mi garganta se agolpa la saliva y mi pecho se llena de la misma sensación que tiene un niño cuando contempla la oscuridad. “El libro, por qué le gusta ese libro” pienso en preguntarle. Entonces se escuchan las campanas de aviso colgadas sobre la entrada de la tienda. Es un policía.
No lejos de ahí, en la calle Elm, unos polis irrumpen en una bodega deteniendo inmigrantes, y en un motel, una muchacha sueña con su novio que la ha dejado ahí, entre las sábanas, para irse a su casa con la esposa. Al mismo tiempo una niña se pregunta dónde está su papá mientras su madre la peina frente al espejo antes de ir a la escuela.
Y en un suburbio no muy lejano, un perro mira con esperanza las manos de su amo que le pone un lazo en el cuello para sacarlo a correr, en el mismo instante que veo a Jennifer cerrar un libro, mientras el policía me observa en silencio desde la entrada de la tienda.
Tengo mucho frío, y todo se vuelve confuso cuando el poli comienza a venir hacia mí. Y yo que apenas tenía tiempo para lavarme la cara, tomar el café en el Starbucks y lavar los baños, las vidrieras y la alfombra de la tienda de electrónicos que está en el freeway 326, tratando de pasar desapercibido, escondiendo lo que siento como el fantasma que soy, una mañana nevada de principios de 2000, en un país que habla inglés al que llegué por amor…
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[1] I´m with you y otras canciones de Avril Lavigne fueron utilizadas por la gente cuando este país donde no se habla español, decidió invadir a otro. Era la canción que se usaba para alentar a los soldados.
[2] En aquel país donde no se habla español, durante la invasión que hicieron a otro país, muchas tiendas, iglesias y restaurantes pusieron en sus anuncios, marquesinas y aún en los recibos de compra citas de
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