lunes, junio 02, 2008

Amor y coches robados

Mis ojos se abrieron sobre la almohada cuando una luz cruzó la pared de la iglesia y el sonido de un vehículo frenando hizo cimbrar la ventana. Al fondo, los números rojos del despertador marcaban las 3:20 de la mañana. Me incorporé del catre y caminé lentamente, sin hacer ruido para mirar a través del vidrio desde atrás de la cortina: Dos tipos se habían estacionado en el estacionamiento de la iglesia y discutían a gritos dentro del carro.

Mi temor no eran los tipos. Mi temor era la policía de aquel país donde se habla inglés. Que al escuchar el escándalo llegaran por ellos y luego tocaran a la puerta de la iglesia y me llevaran también a mí.

Uno de los tipos en el coche tomo del cuello al otro advirtiéndole algo en inglés y luego se bajo azotando la puerta con violencia y se perdió corriendo por el fondo de la calle. El otro se quedó ahí, inmóvil. Pensé que estaría desmayado o algo. De pronto miró hacia el asiento trasero y se inclinó para buscar unas cosas ahí. Luego se bajó del coche y se perdió por el lado opuesto de la calle.

Pensé en salir a ver el coche, pero preferí quedarme adentro. Apagué el reloj despertador por si acaso la poli llegaba y moví mi catre hasta un rincón en la oscuridad. Esa noche no dormí. Apenas tenía tres meses en el país donde se habla inglés. Vivía en una iglesia, gracias a un amigo, en una zona pobre de la ciudad, donde los drogadictos tenían su rincón favorito.

Para escapar de Vi primero me fui a Europa y luego llegué aquí, al país que habla inglés. Para ella fue difícil. Aquella noche en el hotel, cuando decidí no volver a verla, cuando se lo dije, ella gritó, lloró, azotó la puerta del baño metiéndose ahí por un largo rato y así. Me insultó. Dijo que todo era porque ella no me amaba y era mi venganza para no seguir viéndola. También me gritó que era poco hombre, que debía luchar por ella si de verdad la amaba. Que yo era peor que el alto ejecutivo porque era una hipócrita, porque yo quería lo mismo que él: usarla, abusar de ella.

Yo tenía muchas cosas que decir también, pero entendía la situación, entendía cómo se sentía y que así ella podría decir muchas cosas sin pensar. Pero hice lo único que me podía alejar más de ella. Lo único que puede alejar a un hombre de la mujer que ama, cuando ésta no lo ama. Me acerqué a Vi, la tomé de los brazos y la miré a los ojos. Ella estaba sorprendida.

Así la miré unos momentos. Su boca estaba apenas abierta, como si una palabra se hubiera detenido ahí. “Te quiero” – le dije. Después la solté y caminé hacia la puerta. Ella me siguió con la mirada en silencio. En la tele, al fondo de la habitación, había un anuncio donde una bruja decía que ella podía lograr que se realizara el amor de mi vida, de tu vida, de la vida de todos.

- Necesito fumar – expliqué antes de abrir la puerta- necesito algo que me quite esto que siento. Yo no quería amarte. De verdad. Pero siempre te imagino y acaricio el aire, como si tú estuvieras ahí sonriendo, delante del techo de mi cuarto. Pienso en todo lo que quisiera compartir contigo, en que quisiera ser alguien mejor para ti. Y cada palabra que dices, cada gesto que haces lo escucho y lo veo después, cuando voy a mi casa o cuando te recuerdo mientras tomo un café parado junto a un poste en el pasillo del trabajo. Yo he luchado por ti. Lo he hecho a mi manera. Pero no fue suficiente o no supe cómo hacerlo bien. Por eso, deberías escucharte a ti misma y luchar por la persona que amas y para eso es mejor que estés lejos de mí…

Cuando salí de la habitación unos novios se besaban en el jardín cercano a la piscina del motel. En los bares de la avenida los grupos de muchachos sonreían y celebraban. En un puesto de tacos envuelto en vapor, un perrito callejero disfrutaba el taco tirado en el piso que alguien le había regalado. Y yo contemplaba todo esto cuando un niño se acercó y me extendió un ramo de flores para que se lo comprara. Vi al niño, sonreí y le compre las flores. Terminé sentado en la banqueta, esperando el fresco de la noche calmara mi corazón.

Sería el último viaje que haríamos Vi y yo. Al regreso a San Luis, mientras yo evitaba el Internet y dejaba de comprar crédito para siempre a mi teléfono celular, Vi le decía al ejecutivo que sentía que estaba embarazada y éste le decía que estaba loca. El día que cambié mi e-mail y mi usuario del Internet, Vi me llamo para decirme cuán contenta estaba porque no estaba embarazada y que quería que nos viéramos. Y la noche que Jana, la que me contactó por “lo que escribí en Internet”, comenzó a hablar conmigo desde la República Checa, recibí el último sms en mi celular donde Vi decía que me extrañaba, que por qué no contestaba el teléfono, ni me conectaba. Y que aún conservaba las flores que le di, la noche aquella del último viaje que hicimos. Unos meses después me despedirían de mi trabajo, me iría a Europa y finalmente llegaría al país donde se habla inglés, donde una noche, no podría dormir porque afuera había un carro lleno de cosas robadas.

La mañana siguiente, salí para ver el vehículo. El vidrio trasero estaba completamente roto y había bolsas y cajas en desorden. También había botellas de cerveza dispersas por el piso, manchas de sangre y restos del vidrio. En un edificio al fondo de la calle, el sol observaba todo, escondido detrás de un enorme anuncio de galletas…

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10 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Qué pasó, mi estimado Marco Carlos? Leí esta frase en tu texto: "Mis ojos se abrieron sobre la almohada cuando una luz cruzó la pared de la iglesia..." Y me quedé intrigado: Esa luz debió ser poderosísima como para atravesar una pared.
Saludos de Lalo Alvarado.

Anónimo dijo...

Luego leí esta otra frase: "...y caminé lentamente, sin hacer ruido para mirar a través del vidrio desde atrás de la cortina..." Y me pregunté nuevamente: ¿No sería más eficaz decir: "...para mirar a través de la ventana..."?
De nuevo,
Lalo Alvarado.

Anónimo dijo...

Enseguida viene esta frase: "Dos tipos se habían estacionado en el estacionamiento de la iglesia y discutían a gritos dentro del carro..." Y aquí dos comentarios: ¡Qué bueno que se estacionaron en el estacionamiento! Malo que se hubieran detenido o parado en el estacionamiento. Y el segundo: si es una iglesia con estacionamiento es porque las iglesias cada vez más son marca comercial.
Ups, otra vez yo,
Lalo Alvarado.

Anónimo dijo...

En la siguiente descripción: "Aquella noche en el hotel, cuando decidí no volver a verla, cuando se lo dije, ella gritó, lloró, azotó la puerta del baño metiéndose ahí por un largo rato y así. Me insultó. Dijo que todo era porque ella no me amaba y era mi venganza para no seguir viéndola. También me gritó que era poco hombre, que debía luchar por ella si de verdad la amaba." Me queda la impresión de que esa mujer es neurótica. Mira que tanto escándalo por alguien que no ama. La ha hecho más de pedo que muchas mujeres a quienes he mandado a la gaver y que me han amado.
Otra vez tu servilleta,
Lalo Alvarado.

Anónimo dijo...

Ahora viene ésta: "Apagué el reloj despertador por si acaso la poli llegaba y moví mi catre hasta un rincón en la oscuridad." Y aquí me pregunto: ¿Qué tiene que ver el reloj con la policía? ¿Acaso era tan enorme que la luz podía verse reflejada hasta el cielo, como batilámpara?
¿A qué no sabes quién? Efectivamente, tu amigo Lalo Alvarado.

Anónimo dijo...

Pues son ya varios comentarios los que me ha pedido hacer tu texto. Aquí otro. Dices al final: "En un edificio al fondo de la calle, el sol observaba todo, escondido detrás de un enorme anuncio de galletas..." No sé qué tanto sea válido decir "...el sol obserbaba todo..." Me parece una metáfora sin sentido. Para darle más fuerza realista, como quiere tu texto, mejor pon así: "Detrás de un enorme anuncio de galletas, clavado en la azotea de un edificio al fondo de la calle, el sol estaba oculto".

Anónimo dijo...

Pues son ya varios comentarios los que me ha pedido hacer tu texto. Aquí otro. Dices al final: "En un edificio al fondo de la calle, el sol observaba todo, escondido detrás de un enorme anuncio de galletas..." No sé qué tanto sea válido decir "...el sol obserbaba todo..." Me parece una metáfora sin sentido. Para darle más fuerza realista, como quiere tu texto, mejor pon así: "Detrás de un enorme anuncio de galletas, clavado en la azotea de un edificio al fondo de la calle, el sol estaba oculto".
Soy Lalo.

Anónimo dijo...

Y ya por último: Se siente muy forzado y sin sentido ese tramar dos historias diferentes e inconexas. Lo único que comparten es al protagonista de la historia, quien narra. O vas a narrar de los ladrones de coches o vas a narrar de la famosa "Vi". Ah, y otra cosa más: no abuses del "país donde hablan inglés". Con una vez nos ha quedado claro.
Recuérdame, como dice el Gansito Marinela: Soy Lalo.

Marco dijo...

Gracias por tus comentarios Lalo. Los tomaré en cuenta.

Anónimo dijo...

Mi distinguido, te invito a leer algunos de mis textos en: http://360.yahoo.com/ealvaradois
Me gustará conocer tu opinión.
Saludos de Lalo Alvarado.