La cosa es que, para nadie de los que estaban ahí el amor había sido un éxito. Según lo que hablaban, todos habían padecido muy malas experiencias que los hacían tener miedo a enamorarse otra vez. Llegado un momento, inevitablemente, voltearon hacia mí para preguntarme qué pensaba.
"Miren - dije sonriendo- yo no se de esto. Las únicas citas que consigo son con mi perrito cuando él me saca a pasear". Esperaba que ellos sonrieran, pero no sonrieron en absoluto. "Todos estamos opinando - dijo una de las muchachas - ¿por qué no compartes lo que piensas?".
"OK." - respondí luego de dar un trago al tequila - y solté una serie de ideas que tenia sobre el amor, leídas por aquí y por allá.
"Una anécdota - pidió en tono de orden la chica aquella, mirándome fijamente atrás del humo de su cigarro - cuéntanos una anécdota".
Todos me miraban con atención. "¿Por qué es tan importante una anécdota mía? - pregunté tratando de comprender el interés.
La chica apagó su cigarro en el cenicero, sonrío sin quitarme la vista de encima y dijo: " Porque me parece que, de todos los de aquí, tú eres el único que no tiene ni una anécdota que contar relacionada con el amor, con una novia o una amiga con derechos * "
Miré a mis amigos intentado preguntar con la mirada "Pero qué clase de tipa es esta, qué se trae conmigo".
Pero mis amigos me veían también expectantes, como si pensaran lo mismo. Uno de ellos dijo, incluso: "Si, cuenta algo...no cuentas nada, no te conocemos nada".
Entonces bebí del tequila, viendo a dos novios, sentados una mesa más allá, besándose. Dejé el tequila sobre la mesa, los miré y pensé en las anécdotas que tenía. En el beso bajo la lluvia en un parque, con aquella muchacha; recordé la mañana en que otra muchacha me despertó con sus caricias, sentada a mi lado en la cama. Vi a los novios aquellos mirándose a los ojos y me acordé de las tardes heladas con aquella otra muchacha, mirando vídeos, acostados mientras comíamos palomitas, o las noches largas de charla en penumbras recostados en una cama. Amores que no duraron, porque eran amores imposibles. Era cierto, no tenía anécdotas interesantes que contar sobre el amor y nadie conocía a éstas muchachas de mis recuerdos. Por eso, volví a beber tequila. Los miré y dije: "Es cierto, no tengo nada que contar... lo prefiero a tener estas anécdotas amargas y de desesperación que he escuchado de ustedes hoy...".
Se hizo un silencio, y uno de mis amigotes, sonriendo, preguntó: "¿Y cómo vieron el partido de hoy?". Y ahí se acabó por esa noche el tema del amor. Al fondo, los novios aquellos seguían besándose...
* Eufemismo usado en México para referirse a una amante...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario