viernes, mayo 30, 2008

Promesas de Dios: al que tiene más se le dará más...




En él se aplicaba esa frase de la Biblia que dice algo como "al que tiene se le dará más"






Cuando Jana me encontró gracias a lo que publiqué en un sitio en Internet, tuve la posibilidad de hallar la salida que me apartara de Vi. Pero no fue fácil, porque Vi no quería apartarse de mi.

Pero también porque no dejaba de sentir una gran ternura (¿amor?) hacia ella. No obstante, en nuestra amistad, siempre estaba presente, como un fantasma, el amante de Vi.

El amante de Vi era un "alto ejecutivo" de la empresa europea donde trabajaban. Vi no le decía amante, claro, eso no existe en México. Aquí nos gusta usar palabras que no son feas, porque somos católicos y lo malo no existe. Por eso, Vi le llamaba a su amante "mi pareja", aunque éste era casado y tenía además una "segunda pareja". Según Vi, su pareja era "inteligentísima" y además tenía un gran gusto para los restaurantes y la música (un día dijo que le gustaba mucho uno de los discos de boleros de Luis Miguel, así que comencé a dudar de esto último).

Además, la pareja de Vi tenía un Mercedes, jugaba al golf, sus hijos iban al "mejor colegio de la Ciudad de México" y el tipo siempre andaba de traje... siempre. Mientras se llevaba a Vi a los moteles de lujo (pero moteles) yo iba en un autobús intentando leer algo, o escuchando música mientras una señora paseaba su bolsa llena de vegetales en mi cara.

Podría pensarse que eso me hacía sentir inseguro pero no, no era eso. Lo que me hacía sentir inseguro era que, pese a todo ese dinero e ínfulas, pese a que estaba casado, pese a que él se atrevía a compararla con otra amante, Vi genuinamente lo amaba. Sentía eso de verdad por el tipo y contra el amor no se puede hacer nada.

Y por eso, aunque me enfadaba la forma como el "gran ejecutivo" usaba a Vi, y pese a que ella disfrutaba dejándose usar, siempre terminaba sintiendo por ella una gran ternura. Era una niña que sentía amor y que sufría por ello. Y mientras yo escribía largos e-mails confortando a Vi por la nueva decepción con su alto ejecutivo, éste tenía sexo con ella, con la otra pareja que era alemana y con su esposa. Y cuando ella corría de la Ciudad de México a buscarme a San Luis, el amante de Vi llegaba a casa donde sus hijos y la esposa le esperaban con una sonrisa y su perro...bueno, no sé si tenía perro, pero tenía amor, sexo y dinero. Quizás carecía de algo pero tenía lo otro.

En él se aplicaba esa frase de la Biblia que dice algo como "al que tiene se le dará más" y al alto ejecutivo la vida le había dado además de la esposa dos "parejas", una de las cuales lo amaba muy a mi pesar.

Y si uno lo piensa un momento, esta promesa de Dios se cumple cabalmente, para bien y para mal. No sé qué diga la Biblia de los que no tienen nada o de los que tienen poco. Pero éstos seguro están aguardando por un cambio en la promesa que hizo Dios en ese libro, porque si no, entonces todos estamos fritos...

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